El método Pilates forma parte del grupo de ejercicios anaeróbicos, es decir, aquellas actividades físicas que se realizan de forma breve y que se basan en la unión del dinamismo y la fuerza muscular con el control mental, la respiración y la relajación.
El objetivo principal de las clases de pilates no es la quema de calorías, sino reforzar la musculatura y aumentar el control, fuerza y flexibilidad de nuestro cuerpo.
Aunque, como todo ejercicio físico, supone un aumento en el gasto energético y, por lo tanto,, también contribuye a mantener un peso equilibrado.
Los seis principios esenciales de este método son el control, concentración, fluidez, precisión, respiración y centro.
La mayoría de los ejercicios se realizan mediante una serie de movimientos suaves y lentos y con la ayuda de aparatos diseñados específicamente para esta disciplina. En todos y cada uno de estos movimientos controlados se intenta conseguir la mayor precisión posible a través del control de la respiración, la correcta alineación de nuestro cuerpo y, por supuesto, la concentració. De esta manera se evitan gestos violentos o incontrolados que puedan ser agresivos para el organismo.
Según decía el propio Joseph Pilates: «En diez sesiones notarás la diferencia y en treinta te cambiará el cuerpo». Y es que los que lo practican con regularidad aseguran que con este método se consiguen notables e importantes mejoras en el tono muscular. Pero este no sería el único beneficio del método Pilates, entre otras, los siguientes puntos positivos son: